Existen hábitos de vida saludables, tanto a nivel físico como psicológico o emocional. Son acciones diarias que nos ayudan a estar mejor, a sentirnos bien y a reforzar nuestro físico.
Algunas rutinas nos ayudan a reforzar de manera natural nuestras defensas, contribuyendo a fortalecer nuestro sistema inmunológico. Pero, de la misma manera, puede que tengamos en nuestro día a día, algunas costumbres tóxicas que refuerzan la acción contraria, es decir, resultan dañinos para nuestra mente o para nuestro cuerpo.
La buena noticia es que podemos identificar estas prácticas perjudiciales con facilidad y también podemos alejarlas de nuestra vida cotidiana. Esta última parte es la más complicada pues, cuando hemos convertido una forma de actuar o de pensar concreta, en una costumbre, la arraigamos en nuestra vida. Pero, que sea más complejo no significa que no sea posible, podemos abandonar estas costumbres tóxicas con algo de esfuerzo y mucha perseverancia.
A continuación, te dejamos una lista de los hábitos tóxicos más comunes para que puedas detectarlos y algunas tácticas para enfrentarlos y dejarlos en el pasado:
- No dormir bien: La falta de sueño conlleva irritabilidad, empeora la capacidad de concentración y puede ser un detonante para el estrés y la ansiedad. Los beneficios de dormir bien son muy conocidos. Te compartimos algunos consejos para dormir mejor que puedes incorporar en tu día a día. Además para esos días de insomnio eventual, algunas técnicas para conciliar el sueño de forma rápida. Si tus problemas se relacionan con el calor de la época veraniega, te recomendamos estos pasos para lograr el sueño.
- Victimismo y culpa: El victimismo nos atrapa en el pasado y en la negatividad. Se parece mucho a negar la realidad. Está bien reconocer si somos víctimas de una situación, pero eso debe servir para pasar a la acción y mejorar, no para estancarnos. Las personas victimistas tienden a quejarse mucho y no resolver nada. De esta forma, cargan la responsabilidad sobre otros, y también cansan con sus continuas quejas. Lo mismo ocurre, si por el contrario te culpas de forma exagerada y te autocastigas por ello, también estás deformado la realidad pero de esta forma además, destruyes tu autoestima. Es importante tratar de mantener la mente positiva, apoyándonos en recursos bastante sencillos que podemos incorporar fácilmente. Una mejora de nuestra autoestima también favorecerá evitar estas situaciones, no esperes más y quiérete mucho, hasta enamorarte incluso de tu persona.
- Negar la realidad: No asumir lo que ocurre o querer negar lo evidente está relacionado con nuestros miedos e inseguridades. Puedes detectar y evitar los pensamientos negativos que te generan esas inseguridades. No admitir la realidad es una forma de no querer ver los problemas para no tener que afrontarlos o resolverlos. Ponle freno a las excusas, no eches balones fuera, puedes arreglar las cosas si asumes que algo está mal hecho. Las posibilidades de mejorar se basan en nuestra capacidad autocrítica y de resolución. Admite tus errores y aprenderás de ellos.
- Falta de ejercicio: El cuerpo humano está diseñado para moverse, y bastante. La falta de actividad física puede traernos problemas en nuestro organismo, pero también nuestra mente necesita de esa actividad para equilibrarse, desahogar tensiones y desconectar de las preocupaciones. Para hacer algo de ejercicio, puedes practicar deporte, salir a caminar o realizar actividades físicas más sencillas y llevaderas, como bailar, que aporta múltiples beneficios.
- Enfadarse impulsivamente: Si eres de esas personas que estallan con facilidad ante situaciones tensas. Probablemente tiendas al enfado impulsivo. Aprender a tomar el control de nuestras emociones nos proporcionará mayor seguridad y nos evitará muchos momentos de estrés y angustiosos, a nosotros y a quienes nos rodean. Te recomendamos estas técnicas de relajación, que si incorporas de forma cotidiana, descubrirás como adquieres poco a poco, mayor control sobre la impulsividad y los enfados.
- Comer mal: Abusar de los fritos, dulces, hidratos o caer en el consumo habitual de calorías vacías que solo contribuyen a aumentar nuestro peso y no favorecen en nada nuestra salud. Es importante localizar el hambre emocional, que no busca nutrirnos y está más relacionada con la ansiedad. Nuestro cuerpo agradecerá que incorporemos hábitos de comida saludables. Podemos, sin demasiado esfuerzo, corregir errores típicos a la hora de comer. También podemos proponernos pequeños gestos que nos traerán cambios beneficiosos.
Estos son solo algunos de los hábitos tóxicos que puedes encontrar en tu vida y las formas más sencillas de enfrentarlos. Pero, existen tantos otros como procastinar, no autocuidarnos, centrarnos en nuestras carencias, enfocarse en la opinión ajena, ser egocéntrico en nuestras relaciones, enorgullecerse en exceso y otras tantas. Trata de dedicarte tiempo y conocerte un poco más, localiza tus costumbres beneficiosas para potenciarlas y descubre las tóxicas para abandonarlas para siempre.
¡Mucho ánimo!