Las vacaciones y el verano suelen traer cambios de costumbres, desequilibrios en la alimentación y cierto descontrol con los horarios y las comidas.
Lo mejor para tu cuerpo es buscar el equilibrio. Si tras las últimas vacaciones tu balanza se sitúa en las digestiones pesadas y la acidez, es posible que también te encuentres con otras consecuencias derivadas de los excesos.
La subida de los niveles de colesterol, unos kilos de más y la sensación de cansancio y fatiga, son normales tras una época de comidas con sobremesas que llegan hasta la noche, picoteo, cañitas y tintos de verano, tapitas, horchatas…
Para ayudarte a estabilizar tu organismo de nuevo, es necesario que regules tus niveles de pH. Es habitual que tras la época veraniega, crezca el ácido en sangre debido al aumento de comidas entre horas, refrescos y alcohol, además de los cambios de horarios. Esto suele generar un secuestro de los nutrientes que nos faltan y concurre en digestiones pesadas y lentas, además de sensación de debilidad.
Para reequilibrarte y limpiar tu interior, lo mejor es apostar por alimentos alcalinos como:
- Ajos y cebolla
- Pepino
- Limón (Aunque es ácido en el interior del organismo se torna alcalino)
- Té de hierbas
- Algas marinas
- Hortalizas de hoja verde, como las espinacas o las acelgas
- Aguacate
- Remolacha
- Berenjena
- Rúcula
- Judías verdes
Por otra parte, hay ciertos hábitos que también pueden ayudarte mucho a recuperarte, como:
- Hacer ejercicio
- Comer equilibrado y con moderación
- Hacer cinco comidas al día
- Hidratarte bien
Volver a retomar la rutina no siempre es lo que más nos apetece, pero, mantener horarios de sueño y comidas, así como retomar la moderación, es beneficioso para el organismo. Además, sentir el cuerpo ligero y que no te pesen las digestiones, favorece el nivel de energía y una mente más positiva.